La recuperación del placer: desempolvar la memoria intuitiva

No nos define lo que hacemos, nos define lo que somos en lo profundo, en nuestro interior. La creatividad y la sexualidad, que al fin y al cabo nacen de la misma energía vital, no tienen nada que ver con nuestra productividad y nuestro trabajo. Podemos ser creativas/xs en nuestro proceso de sanación, en registrar lo que sentimos, lo que necesitamos y hackeando los discursos deshabilitantes, ahí también hay una potencia enorme. Podemos no hacer, y empezar a sentir para también habilitar un cuerpo respirado y presente en todo este camino de exploración. Es vital resignificar el placer, el vínculo conmigo y mi fuego creativo para que nada de lo que haga para mí misma/x, me pueda dar culpa y sea reprimido. Aceptar que necesitamos un cuerpo habitado con amor, con permisos, con goce.

Somos merecedoras/xs de cuerpos presentes, libres, llenos de disfrute, de vida, de energía. Y necesitamos reconocer qué nos da placer para ser sinceras/xs con nosotras/xs y con lxs demás. Es tan necesario respetar nuestros ciclos orgánicos como respetar el goce y aquello que late en nuestro útero y nuestros ovarios. Esto también crea salud. El adoctrinamiento de nuestra sexualidad y la opresión hacia nuestro placer son grandes heridas que llevamos en el cuerpo, en los úteros, en nuestras vaginas y en la forma de vincularnos con nosotras/xs y con otrxs.

El volver a habitarlos desde nuestras necesidades profundas, nuestros tiempos rítmicos y nuestra vulnerabilidad resulta sumamente importante y vital para el ciclo menstrual ovárico y su salud. La posibilidad de expresar nuestra energía vital sexual, respetando aquello que nos relaja el sistema nervioso y el cuerpo, haciendo lo nos motiva/enciende así sea dormir, llorar o comer; y la construcción de un placer menos exigente, más posible y personal, fortalecen no sólo nuestra ciclicidad y nuestro cuerpo energético y emocional, sino también nuestro cuerpo físico y nuestro sistema hormonal nervioso e inmunológico.
Las prácticas de autocuidado nos habilitan un mapa oxitoso o por lo menos, amable, sobre aquello que el cuerpo entiende que hoy necesita y puede habilitarse. No siempre podemos sostener hábitos que nos conecten con el disfrute, no siempre tenemos tiempo y a veces mucho menos, posibilidades. La idea de estas hojas es que cada una/x pueda trazar un plan de autocuidado que hoy sea posible, sostenible y compasivo con nuestros procesos, sin estereotipos, ni estructuras rígidas, ni lugares a donde llegar. No hay formas correctas de vivenciar nuestro goce. A veces lo que se nos presenta como obvio, o aquello que ni siquiera está visto como “placentero“ puede ser lo más vital y nutritivo: llorar, putear, gritar, comer, dormir, pedir un abrazo, llamar a una amiga, poner música, darnos un baño calentito. Todo lo otro, que se nos enseña que tenemos que hacer para conectarnos con el placer, puede que a veces sea más exigencia que otra cosa.
Hacer y exigirnos menos, a veces es más; y estar ahí respirándonos con todo lo que hay, ya es un gran paso para nuestro cuidado y sostén.

 

Este es un fragmento de “Escritos para el Cuidado Propio”, nuestro tercer libro que pueden encontrar aquí.

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